domingo, 28 de noviembre de 2010

LA TELEVISIÓN Y SU VERDAD

No puedo dejar de mostrar indignación de ciertos programas de televisión nacional. Escucho y veo programas de espectáculos que, más que difundir lo que a su zapato respecta, se dedican a maltratar a otras personas trayendo a colasión la sexualidad o el pasado que esta a podido haber tenido, y qué, es su vida y punto.
La televisión no es un medio para hablar tonterías, lucrar con una carita linda y la mejor tontería que venda, esto no se llama cultura. La Cultura parte de la riqueza que pueda ser difundida. No se demuestra creatividad hablando mamarrachos que manchan una personalidad ganada en un medio de difusión mayor.
La carrera televisiva de una mujer, Mónica, es una carrera bien ganada por un largo proceso de fortalecimiento de su personalidad. Si bien empezó en la TV a través del baile, programas cómicos, espectáculos y hoy una profesional en el periodismo, esto es arte, esto es admirable, esto es lo que yo quisiera hacer en adelante, en mi profesión.
Una mujer es admirada por su lucha ante la adversidad, y un mosquito no puede hablar mal de una dama diciendo cojudeces que no me interesan; porque a mí no me importa que a hecho tal persona con su propia vida, esto queda en su ámbito netamente privado, y por respecto no puedo meterme en el.
En los medios de difusión masiva tiene que existir un límite, bajo responsabilidad, real y no subjetividades jurídicas so pretexto de una libertad de expresión.
Todos tenemos derechos, explícitos como implícitos, reconocidos y no reconocidos por la Constitución; sin embargo, lo que no podemos hacer es degradar la condición humana de una persona, y si esta a tenido un pasado cuestionado, esta bien pues, qué problema te hace, y a mi qué me interesa la vida de una persona que no conozco, nada. Pero claro, los que venden tonterías en la TV hablan pequeñeses, he incluso desahogan su rabia y odios personales, y esto se transmite a los niños, quienes dirán, mi amigo es tal, y es normal decírselo. No, la libertad de expresión no es expresar pavadas por un medio que nació para difundir la cultura.
En fin, debemos premiar a quienes vale la pena reconocerles sus potencialidades y ayude a los televidentes a reconocer su propia existencia.
Premiemos no al Chavo del 8, sino a grandes del Perú, verbigracia, un gran Marco Aurelio Denegri, quien es cultura viva, y peruano de exportación.

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