domingo, 1 de noviembre de 2009

¿DEBERÍA EXISTIR EL DERECHO A MORIR CON DIGNIDAD?


Recuerdo que hace algunos años veía por la TV local un impactante caso sucedido en los EE.UU de Norte Amércia, se trataba de una señora que estaba postrada en cama perpétuamente con la ayuda de unos tubos por donde se le trasmitía oxígeno, y todos los días le inyectaban para poder aliviar su fuerte dolor que sentía y que por desgracia del destino no podía manifestarlo, esto es, exteriorizarlo.
Me conmocioné tanto que me rermitió reflexionar sobre si ¿Es esto digno o no?; lógicamente es indigno. Sin embargo, existen en el mundo legislaciones que prohiben la práctica de la Eutanasia, tal vez por tener aún una concepción retrógrada o un estilo de un Positivismo Jurídico Reaccionario más no Liberal, ésto es, lo que la ley expresa o da a entender.
He tratado de comprender muchas veces cual es la voluntad de la ley, pero no, una ley no puede expresar su voluntad, puesto que no es un ser animado que decida u ordene, sino en su contrario es un texto que tiene el carácter de lineamiento, pueda sr obligatoria o no, que rige los causes de una sociedad o Estado determinado. Estas leyes que se oponen contra la Eutanasia son leyes simplistas, debido a que ellas mismas protegen a toda persona, cierto, busca que toda persona viva feliz (inmplícitamente establecido), se realice debidamente, en conclusión, viva con dignidad; pero, ¿Podrá ser digna aquella persona que está postrada en cama, dependiente de tubos que le trasmiten oxígeno y sujeta a fuertes dosis de inyecciones (drogas) que disminuyen su dolor, sin poder éstas siquiera decidir o soportarlas?, de seguro que no.
Es sencillo mantenerse al margen y simplemente decir "Está Prohibido por Ley toda práctica que conlleve la Eutanasia", pero es aún más criminal (Positivismo Reaccionario de dichas normas y sus interpretaciones) el hacer insoportable, dolorosa, humillante, e indigna el tener condicionada artificialmente a la vida a una persona que su estado es irreversible.
Acá saltarán las dudas, sobre todo las concepciones católicas al señalar que: ¿Si existe un milagro y esa persona a quién se le ha practicado la Eutanasia se determina que pudo haber tenido la posibilidad de recuperarse?. Bueno, mientras vivamos de Esperanzas, moriremos en ayunas como decía Manuel González Prada. No, los avances científicos tendrán que determinar de manera certera si el estado de una persona es irreversible o no, si tiene posibilidades de recuperación o no; y posterior a ello realizar un primer diagnóstico que servirá como sustento para dicho acto.
Estoy convencido que dentro del campo jurídico y médico, no existe aún consenso, puesto que hay sectores que están de acuerdo a la práctica de la Eutanasia o otros no. Creo que llega a influir al campo jurídico la concepción del Derecho Natual o Iusnaturalista, una corriente filosófica que se basa en la ley divina y que al hombre sólo puede quitarle la vida Dios, y ningún ser inferior puede hacerlo. Hay mucho que opinar en este punto, yo opino desde mi modesto criterio y respetuoso en las creencias y religiones de las personas que el hombre es consecuencia de algo, producto de algo, y por el sólo hecho de serlo, entonces así como el Estado apuesta su bienestar, no puede ser omiso a buscar su felicidad cuando éste es indigno a múltiples e insoportables dolores.
Entonces, creo que debe existir el Derecho a Morir con Dignidad, puesto que la misma Constitución peruana da un tratamiento priviligiado a la dignidad de la persona, y el derecho a morir no implica que toda persona, sana y sin problemas pueda o decida suicidarse, a esta posición no me refiero y no comparto, sino a aquella que sea permitida cuando una persona tiene una enfermedad que le produce grandes dolores y que es irreversible, ejemplo aquel que narré con anterioridad.
Entiendo que sea un ser querido a quién amamos tanto y tenemos las esperanzas de verlo(a) recuperado, pero no podemos permitir que siga soportando lo que es insoportable, porque un bello recuerdo es aquel que se mantiene como el que aquella persona siempre quiso para él o ella, feliz y digno.

Arturo Zúñiga

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